Adornabas aquella esquina de éste asfalto infernal
con tu vestido blanco,como un ángel caído del cielo,
y esas gafas que te dan ese toque tan intelectual,
brillaba tu piel de alcatraz pintada de lunas en celo
Tu mirada era fuego en tus ojos de sol y de mar
y tus labios resquicios que llevan a la eternidad,
bajo tus alas de plumas teñidas de azul ultramar
recorrieron mis manos tu cuerpo, y tu identidad
Tus besos mojados con gotas de lluvia de estío
y tus dedos, curiosos crótalos de piel renovada,
tu boca y la mía en silencio calmaron su hastío,
y con tu cabello enredado tejiste mi almohada
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