Escucho el murmullo
del cuarto contiguo;
el ladrido de perros lejanos,
y observo tu cuerpo dormido
escuchando callado tu respirar
que mece tu cuerpo desnudo;
el viento silba en la calle
una triste canción,
amanece en tu piel,
amanece en mis manos
con soles furiosos
de amor contagiado,
la luna celosa se oculta
en un lúgubre cielo,
y la noche en sigilo se escapa,
tus párpados tiemblan,
se incendian mis ojos,
el tiempo no cede
hurtando minutos al día,
robando el tiempo a si mismo
en un laberinto de espacio,
te levantas felina
y caminas despacio al lavabo;
el sonido que emiten tus pies
al trotar sobre el húmedo piso,
y el susurro volátil de tu cabello,
se han grabado ésta mañana
en mi mente febril,
amanece en el cosmos,
amanece en tu vientre...
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